¿Quien eres sino luchas por lo que crees?

♡♡♡ "Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor, si perdonas, perdonarás con amor."♡♡♡. S. Agustin.

Señor de Cachuy



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Cachuy, en quechua significa: verde.
En el lugar conocido con este nombre hay un manantial, que a causa de la humedad del terreno, las hierbas están siempre verdes; debido a esta circunstancia, seguramente los antiguos llamaron a este paraje con el nombre indicado.
El pueblo de Cachuy, pertenece a la parroquia Santa María de Catahuasi, la cuál está a cargo de las madres misioneras de Jesús Verbo y Víctima.
Cuenta la tradición que en los tiempos remotos, Martín Barrios, humilde pastor, natural de Laraos, según unos y según otros de Huantán, apacentaba su ganado vacuno en un pastizal de la jurisdicción de Putinza, colindante con el de Tupe.
Su humilde choza se levantaba en “pampa de chuco”, distante 5 km. del actual pueblo de Cachuy.

Un buen día próximo a la festividad de San Lorenzo, patrón del pueblo de Putinza, se le extraviaron sus vacas.
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Habiendo ido a buscarlas, llegó a una pampita pedregosa llena de maleza y espinas, junto a unos pedregales vio una figura humana, que pareció ser la de un niño, vestido con una túnica blanca.
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Sorprendido por tan extraño hallazgo y creyendo ver visiones, se acercó a él y tomándolo por efigie de San Lucas, patrón de los vaqueros, la llevó a su choza, sin dejar de repuntar el ganado que extrañamente allí encontró.
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Al llegar a su morada, contó lo ocurrido a su esposa Elena y familiares mostrándole la imagen, improvisó un altarcito donde lo colocó y se pusieron a velarla hasta muy entrada la noche.

Al día siguiente advirtió, con sorpresa, que la imagen había desaparecido misteriosamente.
Confundido por este extraño acontecimiento, se echó a buscarla por todos los contornos de la casa, sin tener la suerte de encontrarla.
En la noche en sueños, le reveló que volvería a verla en el mismo sitio donde había ocurrido el hallazgo.
Tan pronto como amaneció, se encaminó, apresuradamente, al sitio indicado en el que con gran regocijo, volvió a encontrarla nuevamente.
Henchido de gozo se la llevó consigo y creyendo que su modestísima choza era inaparente para albergarla, edificó una capillita, junto a su morada, donde siguió tributándole, con mucho fervor y devoción el culto que merecía, con la seguridad de que le dispensaría el don de acrecentar en corto tiempo, el número de sus vacas.
A pesar del solícito culto que le rendía, la imagen volvió a desaparecer; pero Barrios, tenía la seguridad de encontrarla en el consabido lugar del hallazgo.
Se dirigió allí y la encontró, se la llevó y la colocó nuevamente en la capilla; esto aconteció muchas veces.
El día de la víspera de la fiesta de San Lorenzo se encaminó Barrios a Putinza, llevando consigo la milagrosa imagen.
Cuando hubo llegado al pueblo, su primer acto fue presentarla al párroco quien al punto reconoció que la imagen no era de San Lucas, sino la del Señor de la Ascensióny dispuso que se colocara en un sitio preferente del altar mayor del templo y que nadie la moviese de allí, para disipar la creencia de la superstición del encantamiento muy generalizada por entonces, entre los sencillos habitantes del lugar.
El día de la celebración de la fiesta de San Lorenzo antes de la Misa, el sacerdote echó de menos la imagen y viendo que no estaba en el sitio donde había sido colocada el día anterior, la buscó dentro del templo, en la población y sus alrededores, sin resultado satisfactorio.
Ante este acontecimiento, el párroco y la gente creyeron que Barrios la había sustraído.
Las autoridades le conminaron a entregar pero él tomando el santo nombre de Dios, les aseguró no haberla sacado, y para dar mas firmeza a sus dichos, relató las desapariciones anteriores y así consiguió que le dejasen en libertad, con la condición de que, en vista de lo narrado, fuese a buscarla, con cargo de dar cuenta el cuarto día.
Transcurrido este corto lapso, la gente esperaba con impaciencia el regreso de Barrios.
Este, el día señalado, descendía la cuesta de “Chuco” trayendo la imagen milagrosa. Unos fueron a recibirla hasta “Añazo” y muchos se quedaron en la portada.
Como el párroco había caído gravemente enfermo, con ataques de cólicos hepáticos, falleció en esos instantes, por cuyo motivo la recepción se hizo sin ninguna ostentación.
Barrios, temeroso de que la gente supersticiosa pidiese su prisión, aprovechando del duelo que embargaba al pueblo, optó por huir a su estancia, llevándose la predicha imagen.

Imagen del Señor de la Ascención saliendo de la iglesia de Quinches

Presa de honda pena, contó a su esposa lo ocurrido, sin atinar él, ni ella el camino que debían tomar.
Pero el Señor, que conoce lo íntimo, todo lo secreto, lo consoló y le fortaleció en sueños, diciéndole: no tengas miedo, ni te aflijas.
No te mortificarán más, al contrario te ayudarán a edificar mi morada en el lugar que te he mostrado.
– Señor: ¿Cómo puedo, yo, débil criatura, edificar tu casa, en un lugar cubierto de espinas y piedras? – repuso Barrios.
– Para mañana, todas estas dificultades habrán desaparecido, arguyó el Señor.
Cuándo Barrios se presentó, al día siguiente, en el lugar indicado, encontró una pampa terraplenada, con extensión suficiente como para construir una capilla y una población.
Lleno de inefable gozo, llevó la nueva a sus familiares, pastores y vecinos, quienes fueron a constatar el suceso extraordinario, se agruparon en torno a la imagen para ofrendarle velas y flores.
Y después de un fervoroso velorio, procedieron a echar los cimientos del templo, en obediencia a las ordenes del Señor.
Estos primeros devotos, secundados por los pastores de los pueblos vecinos, edificaron la capilla, y alrededor de ella, levantaron sus casas, no sólo para guarecerse de las inclemencias del tiempo sino para morar junto al Señor y tributarle culto.
Las autoridades civiles y eclesiásticas de Putinza y Pampas, al tener conocimiento de estos acontecimientos, dispensaron mercedes a los devotos fundadores y concedieron el título de pago o caserío o agrupación, a este naciente centro poblado, que se llamó desde entonces “Señor de la Ascensión de Cachuy”.
Pago llamado erróneamente “Matupampa” o “Cachucaja”, por algunos.
Es posible que haya habido documentos escritos sobre este suceso extraordinario en los archivos parroquiales.
Pero han desaparecido al incendiarse los templos y casas parroquiales, incendios que se han originado al caer los cohetes que se quemaban en las festividades sobre el techo de paja.
Tal ocurrió en Pampas, Putinza, Yauyos, Huantán, Laraos. Así desaparecieron valiosos documentos, altares artísticos tallados en cedro y muchos otros enseres dedicados al culto.

La aparición del Señor y estás escenas tradicionales se cree que se han realizado por los años 1678, mucho después de la muerte de Santo Toribio de Mogrovejo.


COMO LLEGAR

Para visitar a la ermita del Señor de Ascensión de Cachuy, deben viajar por la Panamericana Sur hasta el km 146, Cañete.
De allí desviarse a la izquierda e ingresar al distrito de Imperial y seguir la ruta hacia Yauyos, cruzando pueblos donde se encuentran bodegas de vinos y cachinas: Lunahuaná, Uchupampa, Catapalla, Pacarán, Zúñiga y San Juan éste, último pueblo de la provincia de Cañete. Después de cruzar una inmensa roca que se eleva de la ribera del río Cañete hasta la cumbre del cerro “Airayá” se ingresa al territorio de la provincia de Yauyos.
El primer pueblo que aparece a nuestra vista es San Gerónimo, anexo del distrito de Víñac.
La carretera continúa por la margen izquierda del río atravesando los pueblos de Huayllampi, Catahuasi y llegar hasta “Canchán”, lugar donde se empieza caminar hacia el pueblo de Cachuy.


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